ARIES
Habitualmente es representado como un carnero reclinado con su cabeza revertida mirando su vellocino de oro y en dirección a las Pléyades (circulo en rojo). Su simbolismo se relaciona también con el cordero y con la primavera, el comienzo de la vida, y también con el poder generativo masculino, y tradicionalmente con el Marte romano y el Ares griego.
Estas dos divinidades sufrieron un proceso de sincretización, pero cada una de ellas por separado ofrece un simbolismo particular relacionado con varios de los aspectos de este signo. Así, aunque Marte es identificado como dios de la guerra, en sus comienzos era una divinidad de la vegetación que gobernaba el comienzo del ciclo vegetal en la primavera (prima-vera, comienzo verdadero) Por ello el mes de Marzo que lleva su nombre era el primer mes en Roma. Desde este punto de vista es semejante a los compañeros esposos-amantes de las diosas de Virgo (Dummuzi, Atys, Osiris, etc.) vistos anteriormente, y que simbolizan también el renacimiento del mundo vegetal. Pero además la primavera es el comienzo de las campañas guerreras, de ahí su impulsividad y coraje, el que rompe las barreras de la oscuridad invernal.
De Ares, el dios griego, no se conoce muy bien su etimología, aunque parece ser que estaba relacionado con palabras como el “Aerópago”, que se situaba en la colina de Ares, y con otras raíces como aerion y aristos, ambas en el origen de las palabra “aristocracia”, o sea la excelencia, los mejores. Otro concepto es el de “areté”: excelencia, cualidades varoniles, también aplicable a las mujeres, virtud, especialmente las del héroe en la guerra, y por tanto en relación con las fuerzas creativas de los orígenes que permitieron al hombre salir de las cavernas, de la ignorancia, de la vida nómada, origen de las artes e invenciones en general, origen de toda la producción de la luz, en contraposición a las tinieblas vencidas por el sol, las tinieblas de la ignorancia, etc.
Khnum, divinidad de los inicios, dios alfarero, que modela al hombre, dándole cuerpo en el torno es representado también como un dios carnero. Esto nos lleva de nuevo a la relación de este eje con la aparición de la tercera humanidad, donde el hombre toma forma física y aparece la división de los sexos.
Los Ciclos inversos de la Rueda Zodiacal
Sin embargo, desde el punto de vista iniciático, tal como señalamos anteriormente, la secuencia se invierte y comienza a partir de Piscis, Acuario, Capricornio, etc., y siguiendo el simbolismo de los tarots egipcios terminaría en Aries, este sería el final de la serie humana, dando paso a las últimas cuatro fases de la iniciación solar:
Por esta razón, el símbolo de Aries mira hacia atrás en dirección a las Pléyades que, como ya comentamos en otro artículo, son el centro aparente, óptico y simbólico de nuestro universo, y que representa por tanto la meta final. Precisamente las leyendas griegas del Vellocino de Oro y de los Argonautas en busca del mismo, representan la llegada a ese punto final, el auténtico final y comienzo al mismo tiempo de la transformación espiritual o alquímica última.
El Vellocino de Oro
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Phrixus y Helles |
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Jasón recupera el Vellocino en la Cueva de Ares-Aries |
Ahora bien, toda esta historia es simbólica. El autor griego Suidas declara que el Vellocino de Oro se trataba en realidad de un libro, escrito sobre una piel de carnero, y que contenía la fórmula para la producción de oro por medio de la química. O sea se trataba de un conocimiento alquímico. Ahora bien, la Alquimia no era meramente la ciencia de la transmutación del oro físico, sino que sus tratados encierran un lenguaje oscuro y relacionado con la astronomía y astrología, y cuyo principal objeto era la transformación del ser humano de plomo en otro de oro. De ahí que los seres semidivinos, o sea los “héroes”, son los que se embarcaron en la nave Argos (“la brillante”, como el oro), bajo el liderato de Jasón, en busca del vellocino de oro, o sea de la transmutación alquímica o iniciación.