Astrología 32 - Eje Virgo-Libra 01



Libra es un signo inventado por los griegos, pero el signo que realmente se esconde detrás es el de la Segunda Virgo, o sea la Virgo Sexuada. Si adoptásemos la simbología egipcia ésta le correspondería a Isis, mientras que Escorpio sería Osiris y Sagitario sería Nephtys. De tal manera que las dos hermanas, llamadas las dos serpientes cantoras, acompañarían a uno y otro lado a Osiris.


Tarots

Ambos tarots portan el signo de Marte, pero además en el de la izquierda también está el de Aries. En su conjunto presentan un predominio del elemento masculino, e incluso la forma femenina a la derecha, por su actitud también refuerza esta idea.  El tarot de la izquierda tradicionalmente se le denomina “El Papa” o el “Hierofante”, y el de la derecha “La Fuerza”. 

El tarot de la Segunda Virgo es en realidad una representación de Innana o Ishtar equivalente a Isis, siempre aparecen dominando al León como en la imagen del tarot:

En el otro tarot a la izquierda, Aries representa el Sol naciente, de hecho representa el hijo y pareja de la anterior, como veremos. Destaca en este tarot el signo de bendición que hace con las manos, es un signo solar de bendición,  también era un signo romano de la trinidad usado por los papas y presente también en las figuras de Cristo bendiciendo: el dedo medio es el Padre, el índice la Diosa Madre, y el pulgar representa al Hijo. Como saludo solar, representa también la energía vital. Las dos figuras debajo forman con los brazos el signo del “ka” o fuerza vital. Aries representa al Sol al comienzo de su ciclo con toda su potencia vital y con la decisión impetuosa de los comienzos. Su simbología y actitud general puede verse reflejado en otros tarots antiguos:

Son estilizaciones del modelo original: Tammuz o Dummuzi, a la derecha, el dios babilónico, trasunto de Osiris, Adonis y Atis, esposos respectivos de Isis, Ishtar, Innana,  Astarté, Cibeles, etc.

VIRGO

Este eje se corresponde con el de los equinoccios de primavera, Aries, y el de otoño, Virgo. Desde el punto de vista de la evolución de la humanidad, se corresponde con el tercer momento o tercera humanidad, punto a partir del cual, según las tradiciones, se diferenciaron los sexos a partir del ser andrógino original, o más bien el “hombre” apareció como diferenciado. La antigüedad reconocía a la mujer como el sexo primigenio, por su mayor complejidad y perfeccionamiento fisiológico, de ahí que las diosas madres se consideraran las diosas primordiales de los comienzos, diosas que luego pasan a ser no sólo madres sino esposas de los primeros hombres. Son pues madres y consortes. Y este es precisamente el simbolismo fundamental de Virgo y de las diosas asociadas.

En el templo de Esna, en Egipto, existe una pintura en el techo del pórtico que representa a las constelaciones siguiendo el orden zodiacal. Llama la atención un sector donde se representa a Leo, a continuación la Esfinge con cara de mujer, y luego Virgo. Tal como se describió en capítulos anteriores, la hoy llamada Virgo, en los zodiacos habituales, es en realidad la Esfinge o la Virgo-Andrógina original, mientras que la Virgo segunda es la que le sigue y es la que hoy se llama Libra.

Frecuentemente Virgo aparece sosteniendo en sus manos una espiga de trigo, como referencia a la fertilidad de la mujer y que señala también la época de la cosecha de Otoño. Los griegos, quienes inventaron Libra, la representaban como Astraea, la diosa de la Justicia, portando en sus manos una espada y la balanza, símbolo que ha perdurado. 


Durante seis meses esta constelación es visible, desde Marzo hasta finales de Agosto, que es el periodo de crecimiento de los granos, maduración y recogida. Se la representa como una doncella, su momento llega con el equinoccio de otoño, cuando está a punto de iniciarse de nuevo la siembra, después de la recolección. Por eso es la Virgo sexuada, es decir la que da nacimiento al dios, cinco meses después: Aries, el cordero o el carnero. Los corderos tienen un periodo de embarazo de cinco meses. En la simbología cristiana el cordero pascual (primer domingo después de la luna llena tras el equinoccio de primavera) representa a Cristo y es el hijo de María, la Virgo-madre, o Isis-María.

Su equivalente es también la diosa babilónica Ishtar, o Astarté (de donde el nombre star, estrella), la diosa de la doble estrella: o sea la Venus de la mañana y la Venus vespertina. Se la asocia a Tammuz o Dummuzi, cuya muerte se celebra cada otoño, cuando se hace la recolecta. Mientras ella reina durante el invierno, Dummuzi permanece en el inframundo, reapareciendo éste a la vida con la eclosión del grano en cada primavera. 

Cibeles, Ishtar, Innana, Deméter, Isis, etc., todas ellas diosas en relación a los ciclos estacionales de las cosechas, poseen una contraparte, esposo, o hija en el caso de Deméter, que alternan con ella misma los ciclos de muerte y resurrección. Pero además en ellas mismas se da ese paso de diosa madre (andrógina) a esposa y madre del nuevo dios. O sea, el paso de las razas andróginas a las sexuadas.