Astrología 35 - Acuario

ACUARIO


La simbología de Acuario está fuertemente relacionada con las “Aguas de Arriba”, con el mito del Diluvio, y con los civilizadores que proceden de las Aguas del Mar. Acuario se encuentra situada en el sector Agua del Cielo: está acompañado por constelaciones como la de Capricornio, el monstruo que surge de las aguas, Cetus, la ballena, la constelación del Delfín, la del gran río Eridanus, la Hydra, la Serpiente de Agua, y Piscis.

Existen hasta 79 leyendas distintas, procedentes de diversas culturas y países, sobre el tema del diluvio universal. A primera vista esto pudiera ser una prueba a favor de su existencia. No obstante, las investigaciones geológicas demuestran que no hay rastro de tal diluvio universal. Hay desde luego testimonios físicos de amplias inundaciones locales o regionales, pero ninguna de una inundación universal con las características descritas en la Biblia. La leyenda bíblica tiene su antecedente directo en la del "diluvio babilónico", protagonizado por Utnapishtim ("El que funda la vida") o Atrahasis para los acadios. 

Utnapishtim rodeado por las aguas

Utnapishtim en el arca

Los mismos elementos bíblicos están presentes en esta leyenda: la decisión de los dioses de castigar o controlar a los humanos, el héroe que construye el Arca o barco para escapar de las aguas, cuervos en vez de palomas en el caso babilónico son los que anuncian el descenso de las aguas. 

También existe una leyenda egipcia del diluvio universal como castigo a la humanidad. En este caso, ante la rebelión de los hombres, es Ra quien aconsejado por los dioses decide enviar su ojo, Ra-Hathor, bajo la forma de Tefnut, la diosa leona para destruir a la humanidad rebelde. 


Ahora bien, Tefnut es la diosa de la humedad, del rocío y la lluvia. De hecho su nombre está compuesto por Tef y Nut, Tef se traduce por "Humedad" y Nut como "Cielo", además "tf" significa "escupir", verbo que ha sobrevivido hasta el árabe moderno con el mismo sentido. O sea, emitir líquido desde la boca: recordemos las fuentes-león de la que hablamos en un artículo anterior reflejando esa relación entre leones y aguas.

En las leyendas griegas corresponde con la de Deucalión, hijo de Prometeo, y Pyrrha, quien también construye una especie de bote o arca, aunque en este caso no se encierra en ella con animales, sino que la humanidad es regenerada a partir de piedras arrojadas a sus espaldas. 


El mito quizás más antiguo sobre el diluvio es el hindú del Manú Vaivasvata. Esta leyenda tiene como personajes principales al pez Matsya, un avatara de Vishnu, y a Vaivasvata Manu, progenitor de la presente humanidad.

Vaivasvata encuentra un pequeño pez en una charca que le pide ayuda y protección. Vaivasvata lo coloca en una jarra con agua. El pez siguió creciendo y hubo que colocarlo en un pozo, para finalmente transferirlo al océano, hasta convertirse en un poderoso pez gigante. El pez finalmente le revela a Manú Vaivasvata que en realidad él es Matsya, un avatar o enviado de Vishnu. 

Matsya avatar

Le revela también  que se está acercando un próximo diluvio y le conmina a construir un bote. Cuando las aguas crecen el pez Matsya le ayuda haciendo que Vaivasvata coloque una cuerda alrededor de su cuerno frontal: De esa manera conduce arrastrando el barco hasta un lugar seguro y seco en las alturas, los Himalayas. 


Cuando las aguas retroceden, Vaivasvata que era el único superviviente de la humanidad, desciende del bote, y tras rendir sacrificio a los dioses, estos le envían una bella mujer llamada Shraddha*, tras desposarla, juntos inician la nueva humanidad a la que ellos mismos denominan como Aria.
   
[* Sraddha: es una ceremonia muy antigua en la India, en la que se recuerda a los Pitris, los ancestros de los seres humanos, o sea los "Noés"]

Digamos que las anteriores leyendas hablan de “finales” de un tiempo o civilización o de la humanidad, pero otra serie de leyendas nos hablan de los comienzos, del establecimiento de una nueva humanidad o civilización. Son como la continuación de las anteriores. De estas aguas surgen hombres peces misteriosos en posesión de todos los conocimientos. Es el caso del hombre-pez Oannes. 

Berosus, escritor sacerdotal babilonio del siglo III A.C., nos habla de Oannes un ser mítico que enseñó a la humanidad sabiduría. Lo describe poseyendo el cuerpo de un pez pero con la figura de un hombre. Se le describe como habitando en las aguas del Golfo Pérsico, surgiendo del mismo durante el día para dar instrucciones a la humanidad. 


Hablaba con los monarcas, al tiempo que enseñaba matemáticas, arquitectura, el arte de la escritura, etc. Oannes formaba parte de un grupo de seres similares instructores de la humanidad llamados Abgallu o Annedoti, los "grandes hombres-pez", espíritus sabios creados y enviados por Ea el dios de la Sabiduría mesopotámico. Su simbología como sacerdotes iniciadores es recogida en parte en la simbología católica, donde el papa se atribuye el papel de representante divino, portando la mitra representación de la cabeza de pez y la cola. Cristo mismo es “el pez” (Ichtus):




Este es el símbolo usado para comunicarse entre los primeros cristianos. Este simbolismo nos lo relaciona con el más antiguo de Matsya, el avatar-pez.

Otro antecedente de hombres-peces es el de Osiris, llamado también “El pez que habita en Abydos”, se le asocia al pez Oxyrrhincus. La leyenda de Osiris también relata que vino allende el océano para enseñar a los hombres todas las ciencias, artes y religión. Su mismo cuerpo es a veces representado como formado por escamas de pez. 


Por tanto, todas estas leyendas y mitos no se refieren a un diluvio “universal” en el sentido de aguas físicas que cubrieron toda la tierra, como la geología así lo demuestra, si no a otro tipo de eventos. 

En la mitología Hindú, y en otras muchas tradiciones, se describen periodos cíclicos de manifestación de la vida y el mundo llamados “Manvantaras”, o sea Manú-Antara. El significado de "antara" es intervalo, paréntesis, variación, o sea el nuevo ciclo inaugurado por un nuevo Manú o padre de una nueva humanidad, como es el caso del Manú Vaivasvata. Los seres humanos son los “manushis”, o sea los seres dotados de “manas” o mente. 

Cada uno de estos ciclos evolutivos se sigue de un periodo de no-manifestación o Pralaya: para-laya, o sea más allá del momento inicial de inercia o “punto laya” que precede a toda manifestación. 

En estas leyendas todo desaparece excepto los ocupantes del bote, barco o Arca. En griego el “arché” (ἀρχή) es la "fuente", "principio" u "origen", y es también el término babilónico Argha relacionado con las diosas madres, objeto de culto de forma oblonga y representando el útero o matriz. 

O sea que el mundo desaparece durante un pralaya, sumergido en las aguas primordiales, pero se preservan las semillas de lo que ha de venir en el Arca (fuente, principio) o Argha (útero o matriz de la naturaleza). 

En la mitología hindú ocupa un papel importante el símbolo de la "jarra" o acuario, llamada Khumbha, que contiene el Amrita, el elixir de la inmortalidad, y las semillas de la creación, preservadas durante el pralaya, para finalmente ser atravesado por las flechas de Shiva Khumb Ishvara, cayendo las semillas fuera y regenerando el ciclo de creación. En la India se celebra cada 12 años el Kumbhamela, una reunión junto al Ganges de más de 50 millones de personas celebrando el pasaje por Acuario de Júpiter.

Ganga, diosa del río Ganges, con la jarra

Lo único que sobrevive tras la sumersión de las aguas, o periodo de no manifestación, es la Sabiduría y sus representantes o sea los hombres peces o sabios, como Oannes u Osiris, quienes son los constructores de un nuevo ciclo transmitiendo la sabiduría esencial. El Jonás (Ioannes) bíblico es precisamente un recuerdo del Oannes babilónico.

En el Libro de los Muertos Egipcios se dice que un día dioses, hombres y animales desaparecerán disueltos en las aguas primordiales del Nun, y que  solo Osiris sobrevivirá. Por eso Osiris es un pez, y a Cristo se le atribuye el mismo carácter de pez, como portador de un nuevo mensaje de sabiduría e inaugurador de una nueva era en este caso, la era de Piscis.

En el Antiguo Egipto esta idea está representada por dos dioses relacionados con las Aguas e interconectados: Happy y Nun. Este último es el elemento siempre presente: en los comienzos como aguas primordiales de donde surge la creación, al final del mundo como aguas en las que todo se disuelve. 
Aguas del Nun - Ojo que representa al Mar - Happy, el agua canalizada del río

Y entre estos dos periodos presentes como las aguas subterráneas que surgen durante la inundación siempre amenazantes, pero que también dan lugar a las aguas “canalizadas” o domesticadas representadas por Happy, la corriente del “río manifiesto de la vida”, dios andrógino representado como el tarot correspondiente vertiendo las aguas desde dos jarras, y con una triple manifestación: las aguas celestes o Nilo Celeste, o sea la vía láctea, el Nilo terrestre, fuente de la vida para todo Egipto, y el Nilo subterráneo o de la Duat. Representa así el mundo organizado en sus tres planos, celeste, terrestre e inframundo. Nun sería pues las Aguas Oscuras y Primordiales, Caóticas, mientras que Happy son las Aguas de la Vida manifestada, organizadoras y fructíferas en sus tres planos.

Desde el punto de vista de los ciclos relacionados con la Humanidad este signo de Acuario se refiere pues al final de un ciclo, la sumersión en las aguas no se refiere tanto a una sumersión física sino a una “disolución” de lo manifestado. Así por ejemplo, en lo político y social, vemos que en esta era de Acuario en la que vivimos, poco a poco las estructuras sociales más o menos rígidas se están disolviendo rápidamente barridas por sus aguas.

La mitología griega relaciona a Acuario con el mito de Ganímedes y Hebe. Ganímedes es el copero de los dioses, a quien Zeus arrebata en forma de Águila (Aquila = del color del agua) llevándolo al Olimpo. Hebe es la que ofrece el néctar a los dioses. A Ganímedes se le considera equivalente de Acuario. El ascenso de Ganímedes al Olimpo, o sea el ser arrastrado por el águila hasta Zeus-Júpiter, quien representa al Sol, es equivalente en su representación gráfica zodiacal a la inversión de los polos y al inicio de una nueva Era. 


Se dice según las leyendas que entonces Astraea, la diosa de la Justicia, convertida por Zeus en la constelación de Libra, cae de cabeza hacia abajo, o sea cruza el medio cielo. Astraea vivía con los hombres en la Era Dorada, cuando había justicia, luego progresivamente se fue alejando de los hombres por su iniquidad, hasta que llega de nuevo el final de ese mundo inicuo para comenzar una nueva edad de oro.

En la clave evolutiva humana, Acuario es la reintegración al andrógino original, es la unión alquímica de los sexos, la reintegración del yin-yang tanto mental como físico, curiosamente en éste nuestro pequeño* ciclo de Acuario en el que estamos, una de las grandes fuerzas míticas que se manifiestan en lo político y social es la reintegración de los sexos a través de intentos más o menos forzados de equiparación sexual o incluso de mezcla de sexos, el llamado movimiento LGTB es una expresión de esa influencia.

[* Los ciclos se repiten en diversas escalas temporales. Se trata de un mismo esquema general que se aplica a pequeños periodos de miles de años, o grandes periodos de cientos de miles de años]
En el gran esquema general de la evolución humana, Acuario se correspondería con la 7ª humanidad, o humanidad síntesis y final en este ciclo de manifestación, su carta de Tarot expresa precisamente ese ideal de reintegración de las dualidades (hombre-mujer, la psique doble representada por la mariposa, los dos vasos de agua o dos corrientes, una fría y otra caliente, y rombo blanco y negro) enmarcado por 7 estrellas o 7 ciclos. 

Continuará