Astrología 34 - Eje Leo-Acuario

Comienzo y final de la Manifestación cíclica

Tarots


El tarot a la izquierda, “El Ermitaño”, aparece marcado con el símbolo de Leo y acompañado por el signo del planeta Júpiter, el pequeño Sol. La lámpara es un elemento común a todas sus representaciones, y también el bastón, que en el tarot egipcio es claramente una representación del bastón de Anubis o estilización de la cabeza de Seth, que también aparece en el tarot Benois, y como vara serpentina en otros, e incluso como serpientes a los pies del mismo. En otras versiones aparece representado de la siguiente manera:



Todos ellos aluden al Eje del Polo Norte que apunta a la constelación del Dragón o Draco. Por otro lado, la lámpara es la representación del propio Sol. El nombre que se le suele dar es “El Eremita”, que procede de la latinización del griego ἐρημίτης (erēmitēs), "el del desierto” el que está en lugar desierto, que procede del griego ἐρημίᾱ:  "soledad" o desierto. Sol es una palabra que procede de Solus: el solitario. Todo ello nos confirma su correspondencia con el Sol y Leo.

A la derecha el tarot de Acuario nos muestra al Andrógino vertiendo dos aguas, que es el símbolo clásico de Acuario, tiene siete estrellas que rodean o remarcan el doble triángulo o rombo, como símbolo de la dualidad espiritual y física del ser humano. Este es precisamente el trabajo del alquimista, la dualidad que se ha de integrar física y psicológica, como queda también señalado por la mariposa símbolo de la mente humana dual, o sea el alma humana en su doble naturaleza, tal como Plotino describe, repitiendo conceptos egipcios previos, como dual, con una parte ascendente y otra descendente del alma humana.


Eros y Psyché


Entre los griegos, "psyche" o el alma, era simbolizada por una mariposa, de la cual se decía que abandonaba el cuerpo a la muerte. Esta mariposa, en el tarot, se eleva por encima de los tres lotos, o sea de la tríada espiritual que la impulsa hacia arriba.


LEO


El signo de Leo es naturalmente el domicilio del Sol, pero este no es más que un trasunto o representante del otro sol oculto: Sirio. Los antiguos egipcios daban una gran importancia a las estrellas de la constelación del León, porque cuando el sol transcurría por esa posición era el comienzo de la “canícula” (de “canis”, el perro, o sea Sirio) que marcaba el inicio de la inundación del Nilo, del desbordamiento de las aguas fertilizantes. Este es precisamente el origen de las “fuentes-león” que todos conocemos, además de la relación que estamos describiendo entre el Leo y las aguas de Acuario. 



Leo y Acuario son comienzo y final de un ciclo, son o bien las aguas donde todo desaparece, sumergido, tal como en el libro de los Muertos Egipcio dice Atum, el dios sol:

"...Destruiré todo lo que he hecho; la tierra volverá al Nun, a las Aguas Primordiales de acuerdo con su estado original..."
O bien, las aguas a partir de las cuales surge de nuevo el Sol,el Único o Solus, Atum en Egipto, empujado por el escarabajo que representa evolución y tiempo, dando así comienzo a la re-creación de un nuevo ciclo de manifestación.

Atum, el sol de los comienzos, surgiendo de las aguas primordiales,
empujado por Jeper, la evolución-creación

La carta de tarot correspondiente muestra al ermitaño, o sea el solitario, el que vive apartado o “Solus” portando una lámpara. En el tarot egipcio, esta lámpara se cierne sobre el borde superior del cuadrado-capa del ermitaño. Es la luz del Logos que ilumina a los cuatro elementos de la creación, al cuaternario manifestado, y aún a las cuatro direcciones del espacio. 

Esa relación con los comienzos y con todo el ciclo diario se representaba en el antiguo Egipto por Ruty, el doble león, o león y leona, Shu y Tefnut. También se asimila a Aker, el guardián doble del inframundo, un león se llamaba “Ayer” y otro “Mañana”. Rastro de esos guardianes los tenemos hoy en día en los dobles leones que guardan la entrada a ciertos edificios importantes y las cortes de Justicia.



Se les representaba con el símbolo del horizonte entre los dos leones, y el sol surgiendo entre ambos. Guarda por tanto el Ayer y el Mañana, o sea guarda los ciclos de tiempo, marcados por el surgimiento del Sol y por su entrada en el inframundo o Duat. Su simbolismo ha estado siempre relacionado con la Justicia, o sea la ley en su más amplio sentido: el Logos. Su surgimiento es el establecimiento de un nuevo periodo creativo con sus leyes asociadas. 



El avatara Narasimha (encarnación de Vishnú como “hombre-león'') representa la fuerza y el coraje, el destructor del mal mediante la ley. El Buda también es representado como “rugiendo como un león” cuando enseñaba la Ley a su comunidad, o incluso el mismo Cristo triunfante es representado como el León de Judá, o el Sol que resucita.


En todos estos casos es quien da las leyes, la justicia, porque establece los comienzos y las leyes que gobiernan la nueva manifestación. De ahí que en la mitología griega, Astraea, la Justicia sea representada al lado de Zeus, el dios cuyo nombre significa Dios, Vida, y Luz del Día.  
Astraea

Según la mitología hindú, la Humanidad desde sus comienzos pasa por cuatro ciclos o Yugas, el primero de ellos es el Satya Yuga (ciclo de la verdad) o también Krita yuga (Ciclo Dorado) o sea la edad dorada de la verdad. Es precisamente en este ciclo de los inicios, cuando todavía no había corrupción y la justicia reinaba, donde nace el avatara león Nara-Simha. Es el comienzo dorado y puro del nuevo ciclo de manifestación o Manvantara. 


Continuará