Astrología 01 - Introducción a la Astrología, esa Extraordinaria y Persistente Superstición

INTRODUCCIÓN A LA ASTROLOGÍA, ESA EXTRAORDINARIA Y PERSISTENTE SUPERSTICIÓN


A pesar de la distancia temporal que nos separa de antiguas civilizaciones tales como la egipcia o la romana, y de las diferencias culturales como las existentes entre las culturas orientales y las nativas americanas, la atracción por el mundo celeste y sus misterios no ha dejado de ejercer una gran influencia sobre la imaginación popular. Desde que el hombre existe, podemos deducir, ha existido un constante intento por relacionar los acontecimientos extraordinarios, los distintos caracteres humanos y el curso de los ciclos históricos con el rotar infinito y constante de las estrellas.

Encontramos signos inscritos relacionados con las estrellas desde la más remota antigüedad, ya sea en civilizaciones tan antiguas como la de Mohenjo Daro (2600 A.C., Valle del Indus) donde aparecen un alfabeto ideográfico que contiene referencias estelares, así como en asentamientos y monumentos de la edad de piedra, tales como es el caso de Stonhenge, auténtico observatorio astronómico. En la antigua China existían descripciones sobre un conjunto de 108 estrellas consideradas sagradas. También entre los mayas de América y así mismo en las culturas más cercanas y conocidas que están en el origen de nuestros propios signos astrológicos modernos, como Babilonia y Grecia, en todos estos casos existen referencias astrológicas importantes.

Símbolo Estrella - Harappa, Cultura del Indus Valley
Hoy en día, en plena era tecnológica y de ciencia positiva, los diarios continúan publicando sus secciones astrológicas y en Internet podemos encontrar millones de páginas dedicadas al tema que nos concierne. Cabría pues preguntarnos sobre la naturaleza de este fenómeno: o estamos ante el mayor fraude histórico y, por tanto, la muestra más clara de la infinita estupidez humana, o bien existe algo más que una mera persistente y contagiosa superstición.

Si bien el hecho de que un gran número de genios y sabios desde la antigüedad hayan creído y utilizado la Astrología no es prueba suficiente a favor de su validez, tampoco es prueba en contra que los modernos científicos no sólo no crean en ella, sino que además la consideren como no digna de su atención en ningún aspecto, pues la ciencia, como es sabido, cambia veleidosa sus criterios después de unos años.

No obstante, encontramos que existe una cierta verdad no bien definida, pero que al mismo tiempo carece de la validez de los hechos siempre contrastados y certeros. Quizá el problema, y este trabajo apunta a ello, consista en que el sistema astrológico que poseemos es parcial, es sólo útil hasta cierto punto: es un sistema que sólo funciona con personas muy intuitivas y expertas que pueden obviar o remendar los evidentes fallos del mismo. 

Claro está que, cuando la Astrología con sus complejidades y lagunas cae en las manos de comerciantes sin escrúpulos, el sistema no funciona o si lo hace consigue resultados aleatorios que no son repetibles ni verificables. Falta algo. Una simple revisión somera de una carta zodiacal nos mostrará que el sistema no es simétrico, que los puntos claves del ciclo están desplazados, que equinoccios y solsticios no se corresponden con la realidad, y que ni siquiera el número de constelaciones enumeradas en la astrología clásica son las que se conocen en la astronomía moderna.

La Osa Mayor vista desde distintos ángulos: son estrellas distantes millones de años entre ellas
Ahora bien, todo sistema astrológico se funda sobre agrupaciones estelares o constelaciones, algo que dicho así parece demasiado obvio. Sin embargo las estrellas en el curso del tiempo cambian su posición; aún más, las llamadas constelaciones, su agrupación visual en figuras animales que explican su función y su nombre, es una pura convención que no posee base real: se tratan de meras ilusiones ópticas, las estrellas que las constituyen se encuentran ubicadas en diferentes galaxias, a veces separadas por millones de años luz. 

Lo mismo podría decirse de los planetas: ¿cuántos deben considerarse?, ¿los siete planetas sagrados de la tradición, que incluyen al Sol y a la Luna, que no son planetas? ¿O aceptamos los planetas que la ciencia nos indica? Muchos astrólogos, traicionando la tradición aceptaron a Plutón como planeta a considerar en las cartas natales, y ahora la ciencia, siempre tan cambiante, nos dice que Plutón no es un planeta que pertenezca realmente a nuestro sistema solar, dejando en el más absoluto ridículo a aquellos que quisieron seguir fielmente el dictum científico.


De ahí el constante debate entre la ciencia y los astrólogos, y el intento constante por parte de estos último por calcular y recalcular las posiciones celestes para incluir en sus análisis al llamado fenómeno de la precesión equinoccial, es decir el cambio relativo de las posiciones estelares a lo largo de los siglos debido al movimiento pendular del eje terrestre.

El presente trabajo no intenta repetir lo que hasta aquí se ha dicho, ni se centra en la explicación de asuntos que pueden ser más fácilmente consultados en cualquier manual al uso sobre astrología. Más bien nos interesa investigar y asentar las bases y las evidencias que justifican la existencia misma de este sistema simbólico complejo y rico, y sobre todo fecundo.

La Astrología no trata solamente del movimiento de las estrellas y los planetas, y no sólo estudia su posible influencia sobre el comportamiento de los seres humanos, siendo de hecho ésta la parte más conocida por el público en general. La Astrología es también y sobre todo un legado simbólico: un lenguaje secreto cuyas claves permitieron comunicar ciertos conocimientos que estaban relacionados con la Alquimia, con ciclos especiales relacionados con la sucesión histórica de las razas y naciones del mundo, un lenguaje que fue ampliamente utilizado en Medicina y hasta en el Arte y la Filosofía, y que por tanto merece ser estudiado aunque sólo fuese por eso.

El estudio de sus claves simbólicas nos permitirá adentrarnos en algunas partes de este sistema codificado, en su lenguaje total, que forma parte de nuestra herencia cultural. Sin ese lenguaje, miles de textos y referencias del pasado permanecerán cerrados para nuestro entendimiento. Cuando los científicos rechazan y hacen mofa del sistema astrológico y de su realidad operativa, algo que habría que discutir, olvidan la necesidad imperiosa de su estudio al menos desde un punto de vista cultural, histórico y filosófico. Nunca entenderemos el mensaje de los antiguos sin resolver este código encriptado y si arrojamos a la basura del olvido a la Astrología por ser “anti-científica”, tengamos cuidado de no arrojar también una llave esencial del conocimiento humano.

Continuará