Astrología 30 - Eje Cáncer- Capricornio 01

Eje Cáncer - Capricornio I 

La Puerta de los Hombres y de los Dioses

Tarots

El tarot a la derecha, denominado en otras series como “La Torre” e incluso representado como la torre de Babel, hace alusión al periodo final de caída y disolución de la estructuras sociales humanas, se refiere a un fin de ciclo donde todo se iguala, siendo su resumen y continuación el tarot de Acuario, o la disolución final en las aguas. 


El otro lado del eje, su contraparte, es Cáncer. Este tarot es un resumen de todo un sector del zodiaco. Todo ese sector del círculo zodiacal o arco, está representado en el tarot de Cáncer por la espada curva y por el semicírculo del abanico que aparece arriba, que se extiende desde Escorpio (la figura alada), pasando por Virgo-Libra con la balanza en su mano, y la Virgo-Andrógina (la esfinge) y Leo, el león, finalmente.

Este es uno de los ejes más complejos y oscuros. Su simbolismo no sólo está relacionado con ciertas características que pueden ser aplicadas al desarrollo discipular y personal de los individuos bajo estos signos, sino que también incluye aspectos relacionados con los grandes ciclos de la humanidad y de nuestro sistema solar. 

La primera idea que podemos apuntar es que ambos signos, Cáncer y Capricornio, conforman los “bordes” o límites superior e inferior de la banda zodiacal, son los llamados Trópico de Capricornio y Trópico de Cáncer, aunque debido a la precesión de los equinoccios, estos trópicos ya no se corresponden con las posiciones actuales de estas constelaciones. 

Ambos signos representan pues los límites superior e inferior donde el anillo zodiacal intercepta a la Vía Láctea. En otras palabras: el zodiaco se mueve entre sus límites, es la “cancha” donde los signos juegan. Aquí convendría mencionar que aunque ciertamente han pasado muchos ciclos precesionales y las estrellas ya no ocupan la misma posición, sin embargo la lógica interna y abstracta del Anillo zodiacal y sus SIGNOS permanecen intactos, siendo su análisis simbólico invariable, porque no depende de las posiciones estelares, que son meras proyecciones en el espacio del Anillo Zodiacal y los signos.  

Al signo Cáncer le corresponde el Solsticio de Verano, mientras que al signo Capricornio le corresponde el Solsticio de Invierno. En el Antiguo Egipto, el solsticio de verano y de  invierno se relacionaban con Uapauaet y Anubis respectivamente, o sea el chacal del Sur y del Norte. 

Recordaremos que el Chacal era uno de los símbolos situados en el Centro del Zodiaco de Denderah, y que aparecía apoyado sobre un arado, siendo este un jeroglífico que significa Cúspide Superior del Triángulo. Pero es que además el chacal Anubis, tal como Plutarco nos cuenta, representa también el círculo del tiempo, del cual todo nace. Y evidentemente el ciclo solar representa lo mismo, con sus dos puntos especiales, los solsticios y equinoccios. 

Tradicionalmente se denomina a Cáncer la “Puerta de los Hombres” y a Capricornio la “Puerta de los Dioses”. La razón de ello es que la Vía Láctea intercepta el anillo zodiacal precisamente en esas dos constelaciones, y teniendo en cuenta que la Vía Láctea es equivalente a la Vaca o Aguas Primordiales, ésta representa la “Semilla de las Almas”, o sea el lugar de los inicios y del retorno final, estas dos intersecciones señalan pues el punto de “entrada” simbólico, el solsticio de verano, y el punto de “salida” simbólica de las almas de este mundo o solsticio de invierno. 

Por otro lado la Estrella Polar, y por consiguiente el Chacal situado en el Centro del Zodiaco de Dendera, fue llamado también “La Puerta del Cielo”, mientras que el arado sobre el que reposa Anubis, “El que Abre los Caminos”, representa también la idea de “Abrir la Tierra”. En otras palabras, el chacal en el centro del calendario de Denderah representa el pico del triángulo cuyos otros dos ángulos son la Puerta del Cielo o de los Dioses y Puerta de la Tierra o de los Hombres.


CÁNCER 


Cáncer ha sido representado de varias formas: como escarabajo, como alacrán, como asno, y también se le describe en los textos cópticos como “Bestia seu Statio Typhonis” – Animal bajo el poder o característica de Tiphon-Seth. Ahora bien Tiphon-Seth corresponde según los clásicos con la Constelación del Dragón, relacionada pues  con el Centro del Zodiaco de Denderah, donde se encuentran representados “los Cocodrilos”: Ipet, el Dragón o Typhon, y el Chacal. 

El nombre clásico de Cáncer es Praesaepe, que significa “pesebre” y “cuna”. También se la conoce con el nombre de "colmena" (behive) que es posterior y que se utiliza sobre todo en los países anglosajones. Ese nombre proviene del hecho de que en esa zona se encuentran muchas estrellas, más de 40, que dan una impresión de gran actividad, pero es que además una colmena es también un pesebre y cuna: es el lugar de los Nacimientos. De ahí que tradicionalmente se le haya asignado a Cáncer una relación muy importante con la maternidad y con la Luna como rectora de los nacimientos. 

Por si fuera poco el nombre de sus estrellas nos completan el escenario: la estrella del pesebre (Praesaepe) está rodeada a cada lado por otras dos que se llaman Asellus Borealis y Asellus Australis, o sea el Asno del Norte y el Asno del Sur. Praesaepe fue también conocida como Mellef o Al Ma'laf (árabe) que significa “establo”.  Tenemos pues aquí representado todo el mito del nacimiento del “niño dios” en el pesebre. 

También posee una relación estrecha con el simbolismo de las Aguas: esa zona tan densa de Praesaepe, conocida hoy en dia como M44, hizo que también se la llamase entre los griegos "Nephelion" (pequeña nube) y entre los romanos posteriormente fue conocida como "Nebula", y "Nebulosa in pectore Cancri", la nube en el pecho de Cáncer. Se decía que cuando Praesaepe no se podía ver claramente en un día despejado, ello anunciaba la venida de tormentas y lluvias. 

En el Antiguo Egipto también esta constelación estaba relacionada con las Aguas Primordiales: se la representó como un Escarabajo (Kheper o Jepri), que es una palabra en lenguaje egipcio que posee las connotaciones de “devenir”, “evolución”, “creación”, “multiplicación”, “generación”, "dar nacimiento", etc. Este escarabajo surge de las aguas primordiales del Nun dando comienzo a la evolución y creación. 

Nun levata la barca solar, con Kheper moviendo Atum

Según nos cuenta el Mito Heliopolitano de la Creación, Atum el dios solar (una palabra que significa al mismo tiempo "Todo" y "Nada" según el contexto, o sea la posibilidad de crear o de sumirse de nuevo en la oscuridad de la inexistencia) se encontraba sumido en la no-manifestación, flotando en medio de las aguas oscuras del Nun. Atum entonces se puso en actividad al aparecer Kheper, el escarabajo, y de esta forma da comienzo a la creación de los dioses, de la tierra y los hombres. Esta idea de Kheper en conexión con las Aguas Primordiales del origen, también puede verse en sus símbolos astrológicos tradicionales, pues el símbolo de Cáncer es un cangrejo de agua, y se le asocia con la Luna, como cuerpo celeste rector de los nacimientos. 

Este juego de símbolos, está presente en la primera imagen del Tarot Egipcio: los dos chacales (solsticio de verano e invierno) Capricornio (la pirámide negra), la luna o protectora de los nacimientos, y el escorpión en el agua, o Cáncer. 

Si bien Cáncer es un signo de Fuego, representando al Sol, desde otro punto de vista es el FUEGO Espiritual que desciende al AGUA, o la manifestación en el mundo ilusorio de un principio espiritual. Por eso Cáncer tradicionalmente ha sido calificado como signo de Agua. 

Los mitos relacionan también la posición que ocupa Cáncer con el lugar desde donde el Universo surgió por primera vez. También se dice que cuando llegue la destrucción del mundo ésta ocurrirá cuando el Sol esté en Cáncer – en este caso será por medio del agua – o cuando el Sol esté en Capricornio, siendo en este caso por medio del fuego. 


De la Mitología griega la asociación que más nos interesa es el mito de Hércules y la Hydra  de Lerna. Entre los 12 trabajos de Hércules este es el que se relaciona con Cáncer. En esta ocasión el héroe tiene que enfrentarse a un monstruo de múltiples cabezas que se multiplicaban y regeneraban al ser cortadas haciéndole invencible. Este animal mítico guardaba la entrada desde el lago de Lerna al inframundo, y al lugar donde se celebraban los Misterios de Lerna, dedicados a Deméter (Dis-meter, la Diosa Madre). Es allí donde Hades arrastró al inframundo a Perséfone. También en aquel mismo lugar descendió Dionisos hasta sus entrañas en busca de su madre Sémele (diosa de la Luna) para rescatarla. 

 Pausanias (2.37.1) comenta que la entrada a dicho lugar solo podía ser conseguida por un héroe, tal como el caso de Dionisos quien fue en busca de su madre Semele, pero que para el resto de los mortales el lago era muy peligroso: 

"No hay límite en la profundidad del Lago Alciónida, y no conozco a nadie que por ningún medio haya sido capaz de alcanzar el fondo, ni incluso Nerón, quien hizo que se fabricasen cuerdas de varios estadios de largo y que uniesen, atando a las mismas plomo, y no omitiendo nada necesario que pudiera ayudar al experimento, ni así fue capaz de descubrir los límites de su profundidad. También he oído que las aguas del lago parecen quietas y calmas pero que, aunque parecen así al contemplarlas, cada nadador que se aventura a cruzarlas es arrastrado hacia abajo, tragado y absorbido en las profundidades." 

Ahora bien, en la antigüedad el concepto de “Inframundo” o Hades, tiene varios sentidos: por un lado como en Egipto, el llamado “neterkhert”, representa la entrada en el mundo de los misterios, en las ceremonias relacionadas con los mismos y en sus lugares específicos. Por otro lado, con un sentido más general, el inframundo se refiere a este mundo. Por tanto Cáncer rige los nacimientos, bien ceremonialmente en los misterios, o bien la entrada/nacimiento en este mundo  (por ello era la puerta de los hombres). 

El mito de Deméter y Perséfone, la diosa madre y su hija raptada al inframundo, representa en los misterios la misma idea de muerte y resurrección periódica (o sea muerte iniciática, y manifestación en este mundo) 

Incluso para los budistas, el cangrejo de agua representa el sueño de la muerte, el periodo entre encarnaciones y la regeneración entre sucesivos nacimientos. Sin embargo hay aún un sentido más profundo pero que no puede totalmente entenderse sin previamente analizar su contraparte: Capricornio 


DIONISO Y LA CONSTELACIÓN DE CÁNCER

Intentar dar una descripción simbólica de Dioniso requeriría por sí mismo un libro, tal es el número de leyendas, símbolos y hechos relacionados con este dios y héroe. Sin embargo nos ceñiremos aquí a señalar algunos elementos importantes. 

Parece ser que su origen no es griego, sino oriental, de su nacimiento existen varias versiones en cuanto a sus progenitores y de cómo vino al mundo, su padre es Zeus, y su madre según diferentes relatos fue Sémele (la luna) Perséfone, Deméter o Io. Todas ellas en todo caso representando el aspecto humano y mortal de su ascendencia. En todas estas leyendas la madre está sujeta bien a la desaparición y muerte ante la presencia del esplendor de Zeus, o a tener una vida encerrada en el inframundo, o a huir de las furias y rencor de Hera, la esposa celosa de Zeus. 

El mismo Dioniso desde su nacimiento presenta también estas características, en algunas leyendas es comido por los titanes y solo su corazón se salva, que es introducido en el útero de Sémele, y en otras la madre muere y es Zeus quien introduciéndole en su muslo, a manera de matriz, lo protege haciendo pues que nazca de sí mismo. En todo caso, quedémonos con lo esencial, hijo de un dios y de un mortal, muere y renace, es pues un "nacido dos veces", lo que lo conecta con los misterios de la iniciación. 

Dioniso, el dios "epiphanos", o sea el dios que se aparece, muestra una personalidad variada, apareciendo súbita e inesperadamente, desapareciendo sin que nadie sepa cómo ha sido, atractivo hasta el punto de ser femenino en sus formas, inspirador a través del arrebato báquico de sus seguidores, dios del Entusiasmo (en-theos, el dios que se siente dentro) y el Liberador. Resume en sí  a Krishna, Cristo, Adonai, Mithras, Prometeo, Athis, Epahos y a todos los salvadores mediadores entre el hombre y la divinidad. 

Dioniso con Sileno, instructor y compañero

El niño Baco o Dioniso es el dios esperado, el que se aparecerá. Los primeros cristianos refundieron algunos de sus símbolos en Cristo, así por ejemplo, en el museo cóptico de El Cairo puede verse representaciones coptas de la Virgen con el niño sentado en su regazo con la mano derecha alzada, con el puño cerrado y con el dedo índice y meñique levantados como signo de Baco. Él es pues el niño esperado, y de alguna forma esto lo relaciona con la constelación de Cáncer. 

Dioniso comparte además con Jesús la fecha de su nacimiento, 25 de Diciembre, ambos nacidos de una madre virgen, muertos y resucitados a los tres días, salvadores y capaces con sus milagros de cambiar el agua en vino.

El refunde en sí mismo el misterio de la resurrección, y el misterio y solución del sexo: la reunificación final de ambos. Habla pues de un futuro de la humanidad donde el hombre haya asumido su propio poder espiritual, donde se hayan acabado las antinomias, y donde la religión externa haya desaparecido para vivir el dios interior. Sus símbolos y leyendas se encuentran los relacionados con la Hydra de Lerna (Cáncer), el lago, donde se encontraba la entrada al inframundo y donde fue a rescatar a su madre Sémele (o Persefona), el vino y la viña, la cabra y los delfines (ambos también relacionados con Capricornio) y el toro. 

Pero de todo ello quedémonos con tres ideas: representa el niño salvador que vendrá, la entrada, muerte y resurrección en los misterios divinos, y los ciclos de nacimiento y destrucción por el agua de las razas humanas. Ahora bien, este niño salvador que se espera no será un salvador particular, sino la humanidad entera, porque el mito en realidad profetiza un futuro extraordinario para el ser humano, la capacidad de ascender por sí mismo a esas alturas místicas. Ese será el día que las antiguas profecías prometieron, que no se referían sólo a los animales, sino a las bestias que llevamos dentro:

"El lobo morará con el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito; el becerro, el león y el animal doméstico andarán juntos, y un niño los conducirá" Isaías 11:6

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