Astrología 20 - Hathor, La Señora de Denderah y Eje de la Galaxia

Hathor, Señora de Denderah y Eje de la Galaxia


Para poder comprender cualquier símbolo, tal como H.P. Blavatsky decía en sus escritos, tenemos que tener en cuenta que todo elemento mitológico o simbólico se fundamenta en hechos naturales e incluso de naturaleza científica. 

A cada símbolo se le asocian múltiples significados, fisiológicos, históricos, psicológicos, astronómicos, etc. Así, por ejemplo, si analizamos la simbología relacionada con Hathor encontraremos que esta diosa posee muchas relaciones con otras diosas y dioses y numerosos apelativos legendarios. Sin embargo todo este caudal de información no nos ayuda a determinar la idea básica y fundamental expresada por Hathor. 

La clave astronómica, por estar basada en hechos observables y científicos, y por haber sido ampliamente utilizada en todos las religiones del pasado, nos permite encontrar algunos de los significados más fundamentales.


Hat-hor significa "La Casa de Horus" (de Hat = casa, Hor = Horus, o también Heru = lo de arriba, la bóveda celeste) y representa el Espacio Primordial del Universo, donde se manifiesta el Cosmos (Horus) y al mismo tiempo, como veremos, se refiere también a la idea del Eje Primordial. Es también en otro nivel más cercano la Casa Primordial donde habita el Sistema Solar, o sea nuestra galaxia. 

Jeroglífico de Hathor: la Casa de Horus

Hay que hacer notar que su templo principal en Denderah tiene como tema principal el de la Astronomía, y por esta razón consideramos que ahí es donde hay que buscar su significado primario. Pero antes de continuar examinando los símbolos atribuidos a Hathor, vamos a analizar una bonita leyenda procedente de la época ptolemaica.

Una historia de Amor: Coma Berenices


Esta historia se refiere al origen y nombre de una constelación conocida desde la antigüedad: Coma Berenices (La Cabellera o Trenzas de Berenices). En realidad es una adaptación de antiguas leyendas relacionadas con la diosa Hathor que en tiempos posteriores ptolemaicos fueron atribuidas a la reina Berenices (273 a.C.), esposa del faraón Ptolomeo III Eugertes. 

Desde luego hay un misterio en esta lejana constelación, Erastótenes la relacionaba con la Cabellera de Ariadna, de la que se decía que yacía escondida en el mismo eje y centro del laberinto...

Otros nombres dados por los griegos a esta constelación fueron el de Tricas,  que significa “Trenzas”, Tericas o Triquetras (triángulo).


"La leyenda dice que durante la época de Ptolomeo III Eugertes hubo una batalla contra los asirios. Berenices, su esposa, temió por su vida y se dirigió al templo para rogar para que su marido volviese victorioso. Berenices era famosa por su belleza, tenía una larga caballera de color ambarino de la cual estaba muy orgullosa. Preguntó a Conon, el oráculo real, qué es lo que debería hacer. Conon aconsejó a la reina ofrendar su preciosa caballera a Afrodita (o sea Hathor) diosa de la belleza y del amor, por el retorno sano y salvo de su marido. Berenices no lo dudó, estaba dispuesta a sacrificar cualquier cosa por su querido marido. 

Después de semanas de tensión esperando a Ptolomeo finalmente retornó sano y salvo. El país entero se alegró, pero cuando Berenices le dijo a Ptolomeo acerca de su promesa de sacrificar su cabellera, éste se enfadó mucho ya que era la corona gloriosa de su reina, siempre bajo el cuidado de sus damas de compañía, y admiración de todo el pueblo y fuente de inspiración para los poetas. 
Berenices

Sin embargo nada podría cambiar ya la decisión de Berenices. Esta se dirigió al templo donde sus bellas trenzas fueron cortadas y colocadas sobre el altar por los sacerdotes. Al siguiente día, cuando el rey fue al templo para ver los cabellos de su esposa, se enfureció al ver que habían desaparecido y robadas del templo. Mandó llamar a los sacerdotes, y los hubiera hecho ejecutar allí mismo y en aquel mismo instante si no hubiera sido por la intervención del astrólogo de la corte quien dijo: “No, no, vuestra majestad no debe culpar a los sacerdotes, no es su falta. Espere hasta que el día oscurezca y yo mismo le enseñaré dónde está la cabellera de su amada esposa”. 

Entonces cuando el día se hizo noche el astrónomo llevó al rey a mirar el cielo nocturno: “!Mirad¡ ¿No veis los rizos como racimos de vuestra reina, demasiado bellos para ser poseídos por un solo templo, fueron colocados por los mismos dioses allí para que todo el mundo los contemple? ¡Mirad¡ relucen como una red entretejida, tan dorados como cuando estaban en la cabeza de Berenices”. Y allí, entre Leo y Virgo, centelleaba una masa de estrellas apenas perceptibles. El astrónomo declaró que Júpiter mismo había descendido del cielo la noche anterior para llevar consigo las doradas trenzas al cielo..."


Sin duda la leyenda nos trae a la memoria la mítica belleza de la reina Berenices, "La que trae la Victoria", y su legendaria cabellera dorada, no sólo amada por su esposo, sino admirada también por todo el pueblo. Pero ¿cuál es la importancia de esta leyenda en relación con Hathor?  Más de lo que cabía esperar, porque nos proporciona el hilo conductor que nos llevará a entender un aspecto de Hathor que hasta ahora no ha sido bien comprendido.

Aunque el templo de Hathor en Denderah pertenece a la época ptolemaica, sin embargo se sabe que mucho antes el área de Denderah había estado bajo el patronazgo del Señor de Denderah, Horus Horakhte, o el Horus de los Dos Horizontes. Hay incluso inscripciones que se remontan a la época de Cheops (Jufu), o sea desde la IV dinastía. Una de las formas de representar al Horus de los Dos Horizontes es precisamente la Esfinge, emblema rodeado siempre de misterio, y que al mismo tiempo tiene mucho que ver con un enigma que descubriremos al final.

Horus Horakhte, el Horus de los Dos Horizontes

Este templo de Denderah mantenía conexiones muy especiales con otro dedicado a Horus Bedhedety: el templo de Edfú. La relación entre estos dos dioses, Horus y Hathor, pertenece a un ciclo muy antiguo en la mitología egipcia, hasta tal punto que el nombre de Horus está presente desde el comienzo en el nombre de Hat-Hor, o sea la “morada de Horus”. El hijo de ambos es Ihy, o el Horus Sematawy, el "Horus que une las dos tierras". Esta era la trinidad principal tanto en Edfú como en Denderah.

Las viejas crónicas hablan también de la lucha mantenida en esta región entre los seguidores de Horus, los Shemshu-Hor, y los seguidores de Seth. A los primeros se les representa como portadores de armas metálicas y conocedores de la metalurgia, por eso también se les llama los “mesniu” o herreros, de hecho hay una capilla especial dedicada a ellos en el templo de Edfú. Por el contrario sus adversarios, los seguidores de Seth, parece ser que manejaban armas de tipo lítico. Estas guerras míticas comenzaron en el área de Denderah, teniendo lugar la batalla final y victoria de los seguidores de Horus en Edfú. 

En la leyenda griega de Coma Berenices el tema central es la Cabellera ("coma") o Trenzas, las cuales son las que aparecen en todas las columnas Hathóricas, llamada anteriormente a la versión  griega “Las Trenzas de Hathor”.

 

Coma Berenices es una constelación extremadamente interesante pues aunque es difícil de observar ocupa una posición privilegiada. En el sector del cielo donde aparece existe una alta densidad de galaxias calculada en unas diez mil, pero además aquella región corresponde al casquete polar de nuestra galaxia. Y esto es precisamente lo que reflejan varios de los símbolos asociados de manera particular con Hathor. La estrella de la Espiga (Spica) perteneciente a la constelación de Virgo, como podemos ver en el gráfico, no hace sino apuntar precisamente al Eje Galáctico.

Las Columnas Hathóricas

En su templo, y en otros muchos, aparecen como una marca característica de la diosa las llamadas columnas hathóricas. A diferencia de otras columnas típicamente egipcias, no tiene un capitel redondeado con forma de loto o papiro, sino que frecuentemente el capitel posee cuatro caras, representando las cuatro direcciones del espacio. La cara de la diosa aparece dotada con orejas de vaca, que permiten identificarla fácilmente, y dos mechones o trenzas cayendo sobre los lados. 



Recordemos que el templo de Denderah, es un templo astronómico. En su pórtico podemos ver seis columnas hathóricas, que guardan relación con los seis ejes del zodiaco que veremos más adelante. 

Pórtico Templo de Denderah

A la misma diosa Hathor podemos verla ocupando las cuatro direcciones del espacio del Calendario circular de ese mismo templo.

Hathor ocupando las esquinas acompañada por Horus dobles

Su identificación con la Vaca Celeste es muy obvia, siendo este el símbolo más acabado de la maternidad en muchas culturas antiguas. Como en la India, la Vaca representa la Vía Láctea, a la que se contempla como la madre universal de todo lo existente. Su cuerpo aparece cuajado de estrellas, e incluso los dioses se agrupan a su alrededor, como parte de ella misma y como sostenedores del conjunto.


En los lenguajes latinos procedentes del sánscrito, la palabra “vaca” (o sea vacuum) está en el origen también de palabras como “vacío”, pues la vaca es el vacío primordial de los orígenes desde donde vinieron al ser todas las cosas. La concepción indo-aria de la Vaca Celeste es pues muy similar a la de los egipcios, pues para ellos Hathor es también la madre por excelencia, y como tal no sólo es considerada como el lugar de los orígenes, sino también como el lugar de retorno. 

Las Columnas Hathóricas están pues relacionadas con la Vía Láctea-Hathor, y se la asimila ni más ni menos que al propio Eje de la Galaxia, acabado en un capitel que muestra el casquete superior del polo galáctico: la constelación de Coma Berenices. 


De ella procede Horus, que representa nuestro sistema solar o "el pequeño cosmos" en clave astronómica. Ella es de hecho el habitáculo donde vive Horus, aquel de quien dicen los textos que posee dos ojos, siendo uno de ellos el Sol y el otro la Luna. El faraón, el Horus viviente, es representado a menudo recibiendo en su boca la leche de la Vaca, amamantado por su madre divina. 

Continuará